La Tizná: sabores tradicionales para una despensa sostenible

La Tizná es un lugar en el que saborear la cercanía, desde la tradición y la conciencia climática.

publicidad

A veces el apellido ‘ecológico’ puede plantearnos dudas, sobre todo cuando hablamos de restauración. Solemos identificar el adjetivo con una comida cara, con sabor limitado e, incluso, relacionada con los valores del vegetarianismo. Pero no es así. Enclavado en la calle Camilo José Cela, La Tizná es un restaurante de cocina tradicional que lleva aparejado un concepto de sostenibilidad a través de productos ecológicos y de cercanía.

Comenzamos la cata con algo fresquito, en este caso el Aguacate ecológico malagueño. Cremoso, fresco, y aliñado con la gracia de los encurtidos, un chorrito de lima, rabanitos para darle un toque picante y un carnoso tomate hecho piriñaca. Sin duda, un buen comienzo y una opción ligera para saborear, sin complicaciones, el producto.

Mientras esperamos el segundo plato, nos damos cuenta de que hay que pedir el pan, que aquí es más que algo con lo que empujar. En La Tizná el pan tiene forma de una barra crujiente de gran tamaño con triple fermentación, un pan artesano con 9 variedades de trigo de la cuenca del Guadalquivir. Realmente crujiente, increíblemente adictivo (al final de la comida no quedaba ni una miga).

Y llega el segundo plato: Lomito de atún semiasado. Acercándose al tataki, este atún es de la mejor calidad, procedente de pesca sostenible certificada y con el sello de uno de los referentes en cuanto a atún de calidad de las costas de Cádiz: Petaca Chico. Si bien el atún es la estrella, la cama en la que yace no lo es menos. Un ajoblanco muy sabroso que, además de las almendras, cuenta con el toque cremoso del aguacate y el dulzor de las uvas. La combinación (aunque no es en el primer sitio que la probamos) casa perfectamente.

Continuamos con una de las cosas que más ganas tenemos de probar: el Pollo andalusí. Cocinada a baja temperatura, el pollo conserva toda su jugosidad, y el mayor reto de este plato es la combinación de especias y sabores para trasladarnos a esa sangre andalusí que alimenta muchos de nuestros platos. La pastela que acompaña al plato creemos que es bastante prescindible, no aporta demasiado. Pero en este plato encontramos algo muy llamativo: la quinoa está sabrosa. La mayoría de las veces que comemos este grano, prácticamente no sabe a nada, pero aquí encontramos que la cocinan de tal manera que suma al plato y se convierte en un acompañamiento ideal para esta salsa cremosa y llena de matices especiados. Pedimos también la smash burger que hacen en La Tizná, pero nos parece algo correcto, sin más.

Para terminar, el Arroz de Doñana con pato. La calidad del arroz de Isla Mayor es insuperable, y el pato asado que lo acompaña es muy sabroso y está bien cocinado. Los sabores que dan las castañas, las setas y el foie al arroz encajan perfectamente y nos trasladan a un otoño lejano. Sin embargo, echamos en falta un poco más de consistencia en el caldo del arroz, que nos parece demasiado ligero, como si le faltara reducir un poco más. Aún así, resumimos que es una experiencia grata, con platos diferentes, sabores intensos y poniendo en valor los ingredientes de las zonas cercanas, lo que es un plus y una manera de darnos cuenta del producto que tenemos en nuestra tierra.

 

publicidad

Compartir:

Otras noticias

Comer en Nervión