En 2016, el solar de la Cruzcampo se convirtió en un lugar en el que soñar con una nueva Sevilla. Y un grupo de estudiantes y profesores crearon su propuesta.
Fue en un curso de verano de la Escuela Internacional de Arquitectura y Urbanismo tradicionales donde empezó a fraguarse esta idea. A los alumnos se les proponía levantar un barrio en el ya entonces solar de la Fábrica de Cruzcampo. Viviendas, espacios comunitarios, plazas, zonas verdes… Un lienzo en blanco.
En esa Escuela de verano del Premio Rafael Manzano se empezó a desarrollar un proyecto y, en colaboración con la Real Academia de Buenas Letras, académicos y estudiantes decidieron ponerse en marcha para idear un barrio que siguiera las pautas de la mejor arquitectura de Sevilla y de los elementos que la hacen genuina. Algo muy distinto a lo presentado después que será realmente.
Abrir los ojos para crear
Lo primero fue salir a las calles de Sevilla y recorrer sus principales edificios. El interior de los palacios, las fachadas regionalistas, la elegancia de sus capillas e iglesias, el frescor de los patios… Y a raíz de ese estudio, dibujando los elementos más significativos, almacenar en la retina los detalles y estructuras de la Sevilla ya construida.
Se quiso hacer un barrio que fuera hermoso, pero también útil. Un barrio en el que los vecinos tuvieran todo lo que necesitaran, un barrio para pasear y disfrutar de sus rincones. Y basado en la arquitectura tradicional. Áticos, soportales, balcones con macetas, azoteas con pérgolas… y cada edificio distinto, no una serie de edificios idénticos y monótonos.
Un barrio con todo lo necesario
En el proyecto, si se miran los mapas que acompañan este artículo, se verá una estructura de calles estructuradas pero no anchas avenidas, con largas hileras de árboles, una gran plaza central en torno a la que se articula el barrio y en la que está una gran iglesia y lo que creemos debe ser un centro de servicios y equipamientos para este nuevo barrio, quizá un centro cívico con dependencias para las actividades vecinales -el edificio que aparece en el centro con una gran torre cuadrada-. También se intuyen un teatro, un colegio, quizá un mercado… y respetando las instalaciones ya construidas, como el futuro Museo de la Cerveza de Cruzcampo o el Centro Comercial Los Arcos.
En definitiva, un ejercicio de imaginación pero también arquitectura y urbanismo que, aunque sea solo una utopía, nos lleva a lo que un barrio puede ser en función de quién lo piense y lo diseñe.
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