
La Gran Plaza está de estreno. Acaba de abrir en el local del antiguo El Toboso -y posterior Rocala- Dulcinea del Toboso, con la cocina tradicional como eje.
Parece de justicia poética que el nuevo restaurante que se ha instalado en el hermoso edificio del antiguo El Toboso se llame precisamente Dulcinea del Toboso. Una apuesta que recupera una parte de aquella Gran Plaza de restaurantes de bien comer a través de las recetas de siempre con un toque moderno.
La nostalgia parece que late más fuerte en lugares como la Gran Plaza. Su pasado esplendor, venido a menos en los últimos años con las franquicias como rejón doloroso, parece que resucita en plena pandemia y cuando dicen que la madre de todas las crisis se avecina. Que haya emprendedores que decidan abrir locales, y más cuando se trata de zonas de extramuros, es de agradecer.
Dulcinea del Toboso luce orgullosa unos azulejos en su rótulo que no desentonan con el precioso edificio regionalista que la acoge. En la terraza o en su amplio interior, una carta tradicional basada en la cocina andaluza en la que se permiten algunas licencias de modernidad.
En la nueva carta de Dulcinea del Toboso lo tradicional se enlaza con otros platos de corte más moderno y con sabores más atrevidos. Los pimientos asados con melva se encuentran con la ensalada de burrata con higos y piñones. El bacalao ahumado en tosta se cita con los lomos de jureles sobre pisto de mangos. Croquetas de carabineros y merluza de pincho con velouté de almejas y huevo poché para poner el toque rompedor a los platos de pescado.
Las carnes pasan del lomo alto a las carnes maduradas de wagyu, pasando por las costillas glaseadas de retinto o las clásicas chuletitas de cordero. Además también sirven desayunos para que el trajín de vecinos no pare en todo el día. Una manera de recuperar aquella Gran Plaza de grandes restaurantes de buen producto y un toque de imaginación.
Foto: Sergio Fernández



