La gymkhana para reciclar los envases que se está convirtiendo en habitual

En estos días, ante algunas denuncias de vecinos, hemos ido a comprobar si es tan fácil llevar a reciclar los envases.

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Pocos hogares serán los que hoy en día no reciclen, y en nuestros barrios está claro que hay conciencia con el medio ambiente cuando vemos los contenedores de los distintos desechos llenos. El problema es cuando se llevan días llenos y depositar los envases en su contenedor correspondiente se convierte en un reto. Hoy hemos hecho el experimento en un radio de 140 metros cuadrados a las seis de la tarde, simulando que fuéramos a depositar los envases en el contenedor, y hemos de decir que hemos tenido que llegar al sexto para que fuera viable.

Hemos escogido una zona al azar en la que sabemos que hay contenedores de reciclaje relativamente cerca, lo que en principio debería garantizar que podamos depositar los envases en su contenedor porque no deberían estar desbordados.

Comenzamos en los primeros contenedores en la esquina de Villegas y Marmolejo con Fernández de Ribera. El estado del contenedor no solo hace inviable depositar los envases, sino que unas 12 o 15 bolsas de residuos forman un montículo delante del contenedor repleto. Subimos la calle y, antes de llegar al cruce con la calle Federico García Lorca, encontramos el segundo contenedor en la misma situación. Las bolsas desbordan los orificios del contenedor y dos bolsas están fuera de él, además de una botella de detergente y un cubo de pintura. Por cierto, alrededor de estos dos contenedores, los restos carbonizados de los continuos incendios de contenedores que llevan produciéndose en los últimos años y que ya son parte de la calzada.

Vamos hasta Fernández de Ribera casi en la esquina con Marqués del Nervión. En esta tercera localización nos encontramos el contenedor lleno al nivel de que las bolsas también asoman por los orificios. En este caso, también el contenedor de papel y cartón tiene el mismo problema. Continuamos hasta el siguiente contenedor, muy cercano y situado a la altura del número 101 de Marqués del Nervión. De nuevo el contenedor lleno con las bolsas asomando por las aberturas. Nos desplazamos hasta otros contenedores muy cercanos, los del número 93 de la misma calle. De nuevo la misma situación. Y llevamos cinco.

Finalmente, llegamos hasta el contenedor de la esquina de Villegas y Marmolejo junto a las Salesianas, y aquí al fin encontramos el contenedor medio lleno, lo que nos hubiera permitido depositar los envases para su reciclaje. Pero es llamativo que hayamos tenido que recorrer siete contenedores para conseguir nuestro propósito. Y eso que a las seis de la tarde aún no ha llegado la hora de tirar la basura, que la normativa municipal fija de 20.00 a 23.00.

Reciclar es clave para mejorar los efectos que provocamos en nuestro planeta y ejercer un consumo responsable, pero debería ser fácil hacerlo. Más aún cuando situaciones como esta, que hay vecinos que nos han transmitido que pasan en otras zonas del distrito, dificultan, por ejemplo, que una persona con limitaciones en la movilidad pueda depositar sin esfuerzo sus residuos y contribuir a reciclar.

 

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