Cuando los hermanos Damián y David Díaz-Cantelar comenzaron con la aventura de contar en cómic las leyendas de la Semana Santa sevillana, no sabían bien cómo les iba a salir. Pero tras un aplaudido debut de su primer libro, presentan esta cuaresma el cuarto volumen de sus ‘Viñetas cofrades’.
«Al principio teníamos algo de miedo, pero fuimos presentando el proyecto poco a poco y tuvimos una buena acogida. Primero presentamos la sinopsis y el storyboard, y aclaramos a todos que las imágenes no iban a aparecer caricaturizadas, sino recreadas con la técnica del cómic. Cada año, el arzobispo nos recibe para que le presentemos el nuevo volumen«, dice David. Sus libros son un alarde de creatividad, y sorprenden algunas viñetas que recrean momentos mágicos de nuestra semana santa.
Los dos hermanos tienen un estudio de diseño gráfico y publicidad, crean páginas web… Hasta que un día decidieron a la difícil tarea de transformar la iconografía de la Semana Santa en viñetas. «Todo el mundo apreció que era una forma de transmitir cultura y de acercar a los jóvenes al mundo de la Semana Santa. Incluso hemos recibido felicitaciones de apasionados del cómic que, aunque no les gustan las cofradías, han sabido valorar nuestro trabajo y han comprado nuestros cómics«, dice Damián.
Cuando llega el verano, ellos ya están pensando en palios y en candelabros de guardabrisa. Es entonces cuando empieza el proceso sumergiéndose en las hemerotecas y hablando con los «cofrades antiguos», que les revelan las verdades sobre aquella Semana Santa que siempre vive entre la leyenda y la realidad. Un ejemplo: la historia del Gran Poder en el taller nervionense de Juan Araujo, que os contábamos hace días, y que no es tal y cómo ha trascendido. Por solo dar un detalle: Juan Araujo iba en el cortejo del Gran Poder en aquella salida extraordinaria y el Gran Poder nunca entró en aquel garaje.
En este nuevo volumen podemos ver al Señor de Sevilla cruzando el Puente de San Bernardo, visitando a los niños en el Hospital de San Juan de Dios, o ante la fachada regionalista de la Parroquia de la Concepción. También en este cuarto volumen dedican una parte a la historia de la Hermandad de la Paz, la leyenda de la Santa Espina de El Valle o la leyenda del hallazgo de la Virgen de La Hiniesta en los montes catalanes y su apasionante viaje a Sevilla. En sus cómics han retratado la historia de hermandades como San Bernardo, la Macarena, la Esperanza de Triana, El Cachorro o la O; y se les hace difícil elegir cuál de las historias es su preferida. Para Damián, la historia del gitano pendenciero en cuya muerte está inspirado El Cachorro. Para David, las mejores son la de los moldes del crucificado de El Museo y la historia de la relación de las hermandades con el mundo del toro.
Su estudio llega este año a la década de existencia, y ya piensan en reeditar los volúmenes 2 y 3 de ¡Viñetas cofrades’, porque están casi agotados. El 6 de marzo presentan este cuarto volumen de la colección, a las ocho de la tarde en la Fundación Cruzcampo. «No es un cómic para niños, sino para todos los públicos. Recreamos un catálogo arquitectónico de la época, y siempre buscamos que haya una moraleja», dice Damián. «La donación de órganos aparece en el volumen 2 con la historia de Tomasín y Los Gitanos, la valentía es un valor en La Estrella… Son contenidos transversales que puedan ser educativos y transmitan valores morales. Ese contenido llega mucho a los niños y es importante transmitirles una moraleja», añade David.
Ya están inquietos por su próximo lanzamiento, que tiene un sabor muy nervionense. Mientras, ya piensan sin querer en lo que quieren para el cuarto libro mientras corrigen y revisan viñetas a lápiz que invitan a soñar. A soñar con un universo de leyenda que cabe entre los doce varales de un palio.
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Miguel Pérez Martín