Vandalismo en la Parroquia del Santísimo Redentor

Pintadas en la parroquia del Santísimo Redentor

La Parroquia del Santísimo Redentor, en la calle Espinosa y Cárcel, ha amanecido con enormes grafitis en la parte superior del edificio. La comunidad redentorista, que tiene instaladas cámaras y una alarma, aún no sabe cómo han podido llegar hasta esa zona.

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El que ha pintado la fachada ha tenido que subirse al alero de la parroquia, a unos tres metros de altura, para poder realizar esta pintura en el frontal. Todo después de saltarse la valla perimetral de dos metros de altura, y burlar las cámaras de seguridad instalas en las puertas frontales y la alarma que salta cuando detecta cualquier movimiento en el interior del recinto.

«Nos hemos enterado esta mañana. Ayer por la noche vimos gente pasando junto a la tapia del jardín que estuvo un buen rato allí, pero no hemos sentido nada durante la noche«, comenta Laureano del Otero, sacerdote de la parroquia. Anteriormente, habían sufrido pintadas en las columnas exteriores y en los muros que dan a Divino Redentor, pero nunca en esta zona. «De hecho cuando se pintó la parroquia hace unos meses no pintamos la parte superior porque no hacía falta, estaba bien», dice Del Otero.

Los grafiteros -que se sospecha que son tres porque en el frontal y en las salas aledañas aparecen tres firmas- habrían tenido que conocer la existencia de las cámaras y su alcance, ya que estas no detectaron nada en ningún momento. «A menos que sepas el alcance de las cámaras, la alarma te detecta», dice el redentorista. Un ejemplo es que hace 15 días un hombre se saltó al interior de la parroquia por el pasillo lateral que conduce a la cripta, y las cámaras lo detectaron. «Saltó la alarma y tuvimos aquí a una docena de policía revisándolo todo y viendo si había alguien, y en las grabaciones se ve claramente a un hombre saltándose el muro», explica.

En los edificios aledaños, como podría ser la iglesia y colegio de las Salesianas o el propio colegio de las Carmelitas, no hay ninguna pintada. Solo en la parroquia. Desde la comunidad redentorista, sospechan que ha sido alguien que conoce bien la parroquia, de la propia comunidad o del colegio adosado al templo. Lo que sí queda claro es que el grafitero conocía bien el edificio: la fachada del templo está expuesta a la calle, por lo que cualquiera que pase puede verlo, ha burlado las cámaras de seguridad y la alarma y se ha subido a un alero de tres metros de altura.

Miguel Pérez Martín

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