Con mucho calor pero en un ambiente festivo salió ayer por la noche por las calles de Nervión el icono del Perpetuo Socorro. Un recorrido de una hora y media con la virgen bizantina del distrito en el que la feligresía no dejó de arropar el paso.
Los fieles se iban alternando en las andas: uno tras otro, mujeres y hombres iban portando el icono por las calles del barrio. Pasadas las diez de la noche, el icono abandonaba su altar para recorrer la nave lateral de la Parroquia del Santísimo Redentor. Acompañado de las representaciones de la Archicofradía del Perpetuo Socorro y de la Hermandad Sacramental del Santísimo Redentor, el icono recorrió la manzana principal de la parroquia hasta la calle Villegas y Marmolejo.
Los niños acompañaban a la cruz de guía al inicio del cortejo para abrir paso a los más mayores, que portaban las varas y estandartes de las representaciones. Al final del cortejo, el icono sobre las andas y el coro joven Sevilla28, que cerraba la comitiva entre la muchedumbre de todos aquellos que quisieron acercarse a acompañar de manera espontánea a la virgen.
Emotivo fue el momento de encuentro entre el icono y las hermanas salesianas. Abiertas de par en par las puertas de la iglesia de María Auxiliadora, a escasos metros de la parroquia, el icono desvió su recorrido para atravesar la reja de la iglesia y pararse para un rezo comunitario ante el altar del templo salesiano. Tras este momento, el icono atravesó la calle Santa María Mazzarello entre naranjos para alcanzar la anchura de Villegas y Marmolejo. En la esquina con Fernández de Ribera le esperaba un balcón engalanado para la ocasión.
Ya llegando a su templo, el icono pasó por la puerta del colegio de las Carmelitas, del que viene buena parte de sus jóvenes. Y en la entrada, cantos a la virgen del coro, que se alternaba con los cánticos más tradicionales de las mujeres más mayores entonados de manera espontánea en los silencios de la noche. El paso entró, no sin trabajo debido a la baja altura de la puerta, sobre las once y media. Y el pueblo se metió en la iglesia para acompañarlo esos últimos metros desde el final de la nave central hasta el altar, donde quedó para ser contemplado los próximos días. Una procesión sencilla, austera, pero en la que el barrio se implicó para que el icono estuviera arropado durante todo el itinerario.
Puedes ver la fotogalería completa en nuestro Facebook.
Miguel Pérez Martín