Una colilla marca Palma, un ojo de cristal y 4 hombres absueltos de un atraco en Sevilla Este

La Audiencia Provincial de Sevilla ha absuelto a cuatro hombres -uno de ellos ya fallecido- de atracar un bar de Sevilla Este con una pistola y una navaja y maniatar a sus dos encargados en la cocina del establecimiento. La Audiencia Provincial cree que la investigación de la policía fue «tendenciosa» al incluir solo fotos de los acusados en las que se le enseñaron a las víctimas. Una investigación de película.

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Los hechos sucedieron en la madrugada del 8 de mayo de 2008, cuando un grupo de individuos entró en un bar de la Avenida de las Ciencias, en Sevilla Este. Armados con una pistola y una navaja, pidieron a los dos empleados del establecimiento que les dieran todo lo de valor que tuvieran. Tras esto, los maniataron y encerraron en la cocina y, tras esperar 20 minutos, se dieron a la fuga, aunque dicen que nadie les esperaba fuera.

«Todos esos supuestos elementos incriminatorios no resisten el mínimo examen crítico y su valor pretendidamente de cargo se desmorona no sin estrépito cuando se pretende una visión de conjunto», dice la sala. Y es que las pruebas se han ido rechazando una a una.

Se dijo que fuera del establecimiento testigos habían visto un citroen gris propiedad de uno de los acusados que en el juicio nadie admitió haber visto. También se dijo que se había dejado en el bar una colilla de una extraña marca, Palma, depositada allí por uno de los atracadores. Tras una intensa búsqueda, nadie encontró nada sobre una marca de tabaco llamada Palma, lo más cercano era Pall Mall, y es una marca común que no podía incriminar a los sospechosos, sobre todo porque el ADN de la colilla encontrada no coincidía con ninguno de los hombres sentados en el banquillo.

El tercer y último pilar sobre el que se pretende construir la acusación es el reconocimiento que hicieron ambos testigos y empleados del bar de los acusados, punto en el que la Audiencia critica «el efecto perturbador y pernicioso que respecto a la identificación por los testigos presenciales ha debido suponer el reconocimiento fotográfico que, inmediatamente después de los hechos, se practicó por la Policía en condiciones de todo menos idóneas». Solo se le enseñaron las fotos de los acusados, sin ofrecer otra alternativa que esta.

Además, nada más acabar el atraco, la descripción de los trabajadores del bar de uno de los atracadores fue la de un hombre inusual: 1,60 de estatura, una destacable cojera y un ojo de cristal. Ninguno de los puntos de esta descripción coincide con la de los cuatro individuos acusados del atraco. Todo esto condujo a la Audiencia Provincial a calificar de «tendenciosa» la actitud de la policía y a absolver a los acusados.

R.N.

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