Caía el sol abrasador sobre el Puente de San Bernardo. Ocho menos cuarto de la tarde y no había ni una nube que diera clemencia a los que poco a poco se congregaban en el puente neobarroco para emprender la manifestación. del Orgullo LGTBI que recorrió la ciudad.
«Solo los besos nos callarán la boca», rezaba la camiseta de algunos de los asistentes. En contraposición, las camisetas de Gaysper, el fantasma que creó VOX como icono y que se ha convertido en un icono del colectivo dándole la vuelta. Junto a las camisetas, los hombres con kilt de cuadros, los ‘ángeles’ de torso desnudo lleno de purpurina y los complementos de cuero.
Las carrozas esperaban en el puente de Talavera y había ya sus protagonistas indiscutibles. Como los indios que bailaban sin parar en la carroza de Ítaca o los tres bailarines con capas plateadas y con brillos que eran las estrellas del pasacalles. Más allá, un chico con la máscara de ‘V de Vendetta’ llevaba de un lado a otro la bandera arcoiris ondeándola sin parar.
La marcha recorrió las avenidas de Nervión con el calor de la gente que la aguardaba sobre un asfalto hirviendo. Las pistolas de agua que disparaban sin miramientos a los asistentes se agradecían. Y los sombreros y abanicos que algunos lanzaban desde las carrozas y que recordaban a esa cabalgata que recorrió estas mismas calles hace seis meses.
El único momento tenso fue cuando los políticos de Ciudadanos surcaban Menéndez Pelayo sujetando la pancarta, y varios asistentes les arrojaron pintura manchándoles la ropa. Luego, sería el autobús de Ciudadanos que formaba parte del cortejo el que sería increpado por los asistentes al grito de «vergüenza».
Una vez recorridas las calles de nuestro distrito, la marcha siguió por las calles del centro para culminar en la Alameda en un día de reivindicación. Y muchos lo comentaban en corrillos en relación a las críticas a la manifestación: «Somos los primeros que no queremos celebrar esta marcha. El día que no haga falta que hagamos esto, será porque todo estará normalizado, no cuestionarán lo que somos y dejarán de agredirnos por nuestra identidad sexual».
M.P.M.