Desde hace unos días, Nervión tiene una alfombra otoñal, fruto de las lluvias de la semana pasada, la caída de la hoja y el fuerte viento. Una alfombra que recorre el distrito de norte a sur y de este a oeste y que supone a veces un peligro para aquellos que deambulan por nuestras calles.
En algunos lugares, como Fernández de Ribera, el volumen de hojas acumuladas pone en peligro el buen desagüe de las alcantarillas, ya que el borde del acerado muestra una guirnalda de hojas acumuladas. En otras zonas, como Marqués del Nervión en dirección a Eduardo Dato pueden verse hasta montañas de hojas acumuladas por el viento y por los tenderos que han ido despejando las entradas de sus negocios.
Aunque hay una campaña especial del ayuntamiento como sucede en otras capitales para recoger las hojas caídas, parece que con las hojas está sucediendo como con las naranjas hace unos meses, que ocupaban las calles de la parte antigua de Nervión como un mar naranja. Las calles del distrito dan una imagen de dejadez como si fuera una ciudad abandonada en otro tiempo, por la que ahora solo habitan los descuidos.
R.N.