Faltaban minutos para las once de la noche cuando cuatro camiones de bomberos y dos coches de policía se apostaban frente al restaurante Cabo Roche, en la esquina de Ramón y Cajal con San Francisco Javier. Las luces apagadas de la primera planta y las miradas preocupadas de los vecinos indicaban que había un incendio.
El bloque de viviendas era desalojado y los bomberos y los servicios de Emergencias entraban en el portal. Según contaban los testigos, el bloque estaba lleno de un denso humo. Al parecer, una familia se había dejado un biberón de su hijo pequeño en la máquina esterilizadora provocando que la máquina se recalentara y saliese ardiendo. Tras esto, los vecinos decían sentir «un olor como a goma quemada», por lo que han avisado inmediatamente a los bomberos.
Alrededor del bloque de pisos se han congregado curiosos y los que estaban en los bares cercanos han salido para ver lo que estaba ocurriendo ante tan despliegue de fuerzas de seguridad. Al final, todo ha quedado en un susto y, pasados unos minutos, los bomberos han salido por la puerta del edificio y se han marchado junto a la policía. Un biberón que durante unos minutos ha provocado la incertidumbre entre los vecinos de los barrios de Nervión y El Plantinar.
Miguel Pérez Martín
