Trastorno obsesivo-compulsivo ¿en qué consiste?

TOCLa película ‘Mejor Imposible’ y su protagonista Melvin (Jack Nocholson) dejaron momentos inolvidables en la memoria de muchos, pero es también un claro ejemplo del trastorno del que vamos a hablar hoy: trastorno obsesivo-compulsivo. Melvin usaba una pastilla de jabón cada vez para lavarse las manos, comía con cubiertos de plástico y cerraba la puerta de casa un número determinado de veces, entre otros hábitos ¿por qué?

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El trastorno obsesivo-compulsivo se encuentra enmarcado dentro de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por la presencia de ideación obsesiva, que suele estar acompañada de acciones y comportamientos que se realizan en forma de ritual, las denominadas compulsiones. Este trastorno suele producir en la persona una considerable angustia y gran malestar.

El trastorno está formado por dos componentes como hemos comentado:

Obsesiones: son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento como intrusos e inapropiados y son causa de ansiedad y malestar significativos. La persona no las desea, ni disfruta de ellas, sino que normalmente se resiste a tenerlas y trata de librarse de ellas. Respecto a los contenidos de las obsesiones, las más habituales se centran en la suciedad y la contaminación seguidos, en orden decreciente, por la agresión y la violencia, la religión y el sexo. El factor crítico de las obsesiones no es su contenido sino la naturaleza intrusiva de los fenómenos cognitivos, el reconocimiento de que no tiene ningún sentido, la generación de angustia y malestar en el individuo y el nivel de creencia atribuido a ese fenómeno.

Compulsiones: son comportamientos o actos mentales de carácter repetitivo que el individuo se ve impulsado a realizar en respuesta a su obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente para reducir el malestar causado por la obsesión. Son ejemplos típicos el lavado reiterado de manos, la comprobación excesiva, determinados rituales estereotipados, contar, rezar etc. Desde una perspectiva conductual, los rituales tienen la función de reducir la ansiedad. No obstante, en ocasiones, se da un incremento de la ansiedad y el malestar tras el comportamiento ritualista, quizá por la sensación de falta de control que produce a la persona.

Ambos componentes provocan un malestar significativo a la persona y representan una pérdida de tiempo importante o interfieren marcadamente en su rutina diaria, vida social o laboral. La persona reconoce el sinsentido de sus obsesiones y compulsiones, y si no, al menos, que son exageradas.

Obsesiones y compulsiones suelen ir juntas, aunque también pueden darse separadas la una de la otra (pero no es común). Cuando se dan las obsesiones solas, pueden ir asociadas a otros trastornos, como pueden la depresión, ansiedad generalizada, etc.

¿Cuál es su tratamiento?

En la actualidad, la exposición y la prevención de respuesta se consideran el tratamiento de elección para el TOC, trastorno obesivo-compulsivo. El programa de intervención consiste en la exposición a los estímulos externos e internos que provocan las obsesiones de una forma prolongada, al mismo tiempo que se bloquean los rituales. La amplia aplicación del método y el contraste de resultados han permitido mejorar su uso para distintos tipos de TOC.

Se pretende que la persona se habitúe a los estímulos temidos y compruebe que sus creencias catastróficas no se confirman. El objetivo es romper la asociación entre el impulso con la ansiedad y la asociación entre la ansiedad y el ritual y las demás conductas de escape. Lo que se hace es exponer a los estímulos, desde los que menos ansiedad causan, hasta llegar a los más ansiógenos («exposición gradual en vivo»), impidiendo que en cada uno de ellos se realice el ritual («prevención de respuesta»).

Los tratamientos farmacológicos (prescritos habitualmente por los psiquiatras) suelen utilizar antidepresivos y tranquilizantes ansiolíticos que parece que reducen las obsesiones. El porcentaje de mejoría cuando se usan estos fármacos es parecido al de las técnicas conductuales, pero cuando se retira la medicación, hay un alto porcentaje de recaídas, que no se da con la terapia conductual.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los fármacos siempre tienen efectos secundarios indeseables. Recientemente se están combinando terapias conductuales y farmacológicas. Se suele hacer retirando la medicación poco a poco, y siempre antes de terminar la terapia conductual.

Para finalizar decir que es importante de cara al tratamiento que la persona adopte una orientación positiva ya que ha de enfrentarse a cuatro importantes desafíos:

Determinarse a superar el problema.
• Pensar que el contenido de las obsesiones es irracional.
Ritualizar y hacer respuestas de evitación no es la única manera de eliminar o disminuir la ansiedad, hay otros medios que puede aprender para su control.
Aceptar que se están teniendo las obsesiones y no intentar rechazarlas. Cuanto mayores son los intentos de eliminar el pensamiento, más difícilmente se puede apartar de nuestra cabeza, por eso en lugar de intentar detener el pensamiento, es más adecuado aceptar que se está teniendo un pensamiento obsesivo, irracional, que está provocando ansiedad.

David Molina Balastegui,
director del centro de psicología @Alboran_Sevilla

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