¿Y si la Semana Santa 2021 nos sirviera para recuperar los orígenes? ¿Y si las cofradías de Nervión hicieran estación de penitencia al humilladero de la Cruz del Campo?
La pandemia está trastocándolo todo. Y aunque aquello de «de esta salimos mejores» no está tan claro que vaya a ser así, sí que podemos hacer virtud de algunas de las situaciones que se están dando con el virus. Las procesiones de Semana Santa en 2021 serán distintas, de eso no tenemos duda. Si es que las hay (no adelantemos acontecimientos). Y precisamente 2021 es el año idóneo para que, al menos las cofradías cercanas al Humilladero de la Cruz del Campo, salden la deuda que la ciudad tiene con el templete.
Decía el presidente del Consejo de Hermandades en una entrevista radiofónica: «No podemos olvidar que las hermandades salen a hacer Estación de Penitencia. Esto es incompatible con hacerlo de una manera menos digna, en el sentido de tomar avenidas amplias o cosas por el estilo. Yo creo que eso no está dentro de Sevilla». El señor presidente entendemos que no sale de la ciudad amurallada cuando llega primavera, que no ha visto a El Cerro por el Matadero, a La Sed por Eduardo Dato o a San Pablo por Luis Montoto. Él se lo pierde. Más espacio para nosotros en nuestras más que dignas avenidas.
Más allá de este señor, pueden ser precisamente las avenidas las que nos abran una puerta en 2021. Quizá sin pasos, quizá solo con las modestas andas que realcen a los titulares de cada hermandad. Y más en 2021, cuando cumplamos medio milenio de la instauración del viacrucis que hoy lleva con un camino de azulejos hasta el templete. Fue en 1521 cuando Don Fadrique Enríquez de Ribera, desde la Casa de Pilatos, instaurara este rezo hasta un pilar de la Huerta de los Ángeles, próxima al humilladero. Sería un siglo después cuando se colocaría la última estación en el templete. Durante el siglo XVI fueron varias las hermandades que acudieron en estación de penitencia al humilladero -casos del Cristo de San Agustín o Los Negritos, también lo hizo San Pablo hasta su incorporación a la nómina de la Semana Santa- hasta que en 1604 se implantara la Catedral como destino.
Lo cierto es que las hermandades de Nervión y alrededores tienen la oportunidad de ofrecernos una Semana Santa distinta. Más austera, sí, pero también más auténtica. Por ejemplo: La Parroquia de la Concepción tiene salida directa a la Avenida de la Cruz del Campo. La Sed ni siquiera tendría que renunciar a acudir al Hospital de San Juan de Dios, aunque quizá habría que aforar al máximo su jardín. Igual sucedería con La Milagrosa el Sábado de Pasión o con San Pablo en Lunes Santo. El templete las ha estado siempre esperando y, a pesar de haber sido engullido por la ciudad, tiene la amplia Luis Montoto como pórtico. El Cerro, San Roque, San Benito, El Sol, e incluso San Bernardo, Santa Genoveva o Los Negritos podrían acudir al templete en Estación de Penitencia. Otra cosa es que quieran. Solemos mirar al centro y no vemos nada más, pero el crucificado del templete es tan Dios como cualquiera de sus representaciones dentro del templo catedralicio.
Por supuesto, esta idea depende del civismo de la gente, de nosotros el pueblo llano que vamos a ver cofradías. Algo difícilmente controlable si no ponemos de nuestra parte. El contexto de la hipotética salida de un paso a la calle ha dejado de ser el mismo que hace unos meses. Queda la esencia, pero hemos de olvidarnos de las bullas, los pelotones para hacer la mejor foto con el móvil, el cangrejeo que siempre está presente… La vida ha cambiado, y esto también debe cambiar. Tenemos el escenario, tenemos la oportunidad única de recuperar aquellas estampas ante el humilladero, tenemos la ocasión de saldar la deuda con la Historia. Ahora solo hace falta la actitud y la mente abierta. Porque dicen en San Gregorio que discurrir por estas avenidas no es digno. Pero con la de la Constitución llena de sillas no hay problemas de dignidad. Paradojas de intramuros.