Como cada 2 de julio, la Corporación Municipal de Sevilla llega al arrabal de San Roque para un rito que es parte de la historia de la ciudad: la renovación del Voto de Gratitud al Cristo de San Agustín.
Será alrededor de las 20.00 de este martes cuando la corporación municipal llegue al dintel de la Parroquia de San Roque precedida de los maceros y la policía local de gala para renovar el Voto de Gratitud al crucificado. Un rito que se instauró tras la epidemia de peste que asoló la ciudad a mediados del siglo XVII. Para ello, se contará con la música del Cuarteto Capilla Clásica Santísimo Cristo de San Agustín y la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, que interpretará los himnos a la entrada de la corporación con los hermanos de San Roque.
Un solemne momento con siglos de historia
La historia se remonta a 1649, cuando la peste era el peor de los ángeles de la muerte que recorrían Europa. Sevilla, cercada por la enfermedad que corría como la pólvora dejando un reguero de muertos, veía cómo su población podía verse aniquilada. Fue entonces cuando la ciudad se encomendó al crucifijo más milagroso de Sevilla: el Cristo de San Agustín, titular de la Hermandad de San Roque. Tras aquellas plegarias, la peste desapareció y la ciudad al fin respiró tranquila. Desde entonces el Ayuntamiento de Sevilla ha renovado cada 2 de julio su voto de gratitud ante el altar de San Roque.
La historia del Cristo de San Agustín es casi legendaria. Nombrado copatrón de la ciudad por los hechos del siglo XVII, su imagen original dicen que en su época tenía la misma devoción popular que hoy tiene el Gran Poder. Es un cristo al estilo de los Cristos de Burgos, con paño de tela y melena natural, además de una corona de espinas sencilla. La talla que se puede ver ahora en San Roque es de los años de la posguerra, ya que la original fue pasto de las llamas del incendio que aniquiló la Parroquia de San Roque en el 36, que también destruyó al Señor de Las Penas y la Virgen de Gracia y Esperanza.
R.N.