Ángel Simón Salgado Peral, de 30 años, es un ingeniero químico afincado desde hace cuatro años en la ciudad alemana de Karlsruhe. Criado en el barrio de Nervión y con última residencia en la Cruz del Campo esquina con la Gran Plaza, Ángel llegó a tierras teutonas gracias a una beca Erasmus para concluir su estudios de ingeniería química, rama que le ha permitido quedarse en esta ciudad donde disfruta de un sol que le recuerda a Sevilla, aunque eche bastante de menos a sus amigos, los paseos por el barrio y ver al equipo de sus amores jugar cada dos domingos en el Ramón Sánchez Pizjuán.
¿Por qué te fuiste? Desde pequeño siempre quise venir a vivir a Alemania y con la beca Erasmus pude realizarlo. Una vez terminados mis estudios, pese a que quise volver, la vida me dio una oportunidad en Karlsruhe y de eso hace ya casi 4 años.
¿Qué echas de menos de tu barrio? Se echan de menos muchas cosas, lo que más las vueltas por el barrio, las cervecitas con los amigos, las caras conocidas por todos lados y las visitas al Ramón Sánchez-Pizjuán.
¿Qué has descubierto fuera de tu barrio? ¿Qué hay allí que no tenga nada que ver con lo que veías como algo normal aquí? Siempre que uno sale de su barrio o de su ciudad se da cuenta de que hay muchas cosas mejorables, pero también de lo mucho que se echa de menos. Aquí vivo en la Oststadt, que es un barrio de estudiantes y con un ambiente bastante agradable. Es una zona muy tranquila cerca de la Universidad, pero con mucha vida.
¿Has encontrado lo que esperabas? ¿Cómo es tu vida allí? Sinceramente no esperaba quedarme aquí tanto tiempo, en principio vine solo para el año de Erasmus y para acabar la carrera. Todo lo demás ha ido viniendo solo y yo pues me he ido dejando llevar… Aquí se vive muy bien y además tengo la suerte de que Karslruhe es una de las ciudades con más sol de Alemania y eso ayuda mucho.
¿Cómo presumes de tu barrio en tu nueva ciudad? Soy de Nervión, allí nací, crecí y viví, aunque siempre fui ‘acogido’ por otros barrios. ¿Cómo presumo de barrio? Entre otras cosas, ya todos saben en Karlsruhe que el mejor equipo del mundo juega en Nervión, he hecho muchos sevillistas por aquí. Además escribo en lamorada.tv como el ‘Filósofo de Nervión’, que más.
¿Cómo ves desde fuera la situación de tu barrio comparándolo con el lugar donde estás ahora? Cada vez que voy a Sevilla veo que el barrio está un poquito peor, más desmejorado, digamos que más envejecido. Supongo que es normal por la situación actual, pero me da algo de pena verlo así. Aquí hay más vida en las calles, más zonas de juegos integradas para los pequeños, plazas acondicionadas…
¿Vas a volver? Sí, por supuesto. No sé cuándo porque no es una cosa que dependa de mí. Mientras no encuentre un trabajo allí no será posible la vuelta. Así que si alguien quiere a un buen ingeniero químico aquí me tiene (risas).
¿Recomendarías a alguien irse fuera? ¿Por qué? Siempre recomendaré a la gente salir a conocer mundo, el ver que hay otras maneras de vivir y sobre todo de convivir es muy gratificante y una experiencia personal enorme. Yo repetiría sin dudarlo ni un segundo.