Con nocturnidad y ruedas ha regresado la pasada noche el paso del Cristo de la Sed a la Casa Hermandad desde la Fundación Cajasol.
Si hay una pieza de patrimonio a la que le haya afectado la pandemia, esa es el paso del Cristo de la Sed. Esta obra de grandes dimensiones que sorprende a la ciudad cada Miércoles Santo llevaba confinada en la Fundación Cajasol desde antes de que se declarara el Estado de Alarma.
El patrimonio de la Hermandad de Nervión se encontraba aquel 13 de marzo en la Plaza de San Francisco, donde debía inaugurarse la exposición del cincuentenario de la corporación. Una de las piezas clave y la de mayor tamaño era el paso del Cristo de la Sed. Una vez desatada la pandemia, llegado el confinamiento y trastocada nuestra normalidad, la complicación era cómo traer de vuelta al barrio el imponente paso del crucificado. La muestra pudo celebrarse meses después y todas las piezas de la exposición regresaron, excepto esta.
Pero anoche la hermandad organizó en secreto el regreso del paso. Con las ruedas puestas y sobre una batea, el paso del Cristo de la Sed fue llevado desde la Plaza de San Francisco hasta la calle Alejandro Collantes, donde se encuentra la Casa Hermandad. Según ha explicado la hermandad, este traslado se realizó cumpliendo todas las medidas sanitarias. Desde la misma agradecen a la Diputación Mayor de Gobierno, el equipo de priostía y los capataces haber hecho posible este ansiado regreso seis meses después. Otra historia más que contar cuando, dentro de unos años, se recuerde el cincuentenario de La Sed. El último paso de Cristo que vimos en la calle antes de que se desatara la pandemia.