Si hace unas semanas te traíamos cómo puedes comerte Nervión en porciones, ahora te invitamos a que te refresques con los helados que pueden degustarse en el distrito. De un helado artesano a otro cubierto de toppings, del más exótico al más tradicional, acordándonos de los intolerantes a la lactosa.
Bolas helados artesanos (Avenida de Kansas City 32). La heladería de Antonino Parrilla es una rareza en este mundo de productos industriales en el que vivimos. Bolas es una heladería para sibaritas y para los que buscan productos de altísima calidad. El maestro heladero lleva 30 años trabajando las cremas heladas, y defiende una ética de artesano basada en el esfuerzo y el afán de superación. No en vano Parrilla compite al galardón de Mejor Heladero del Mundo, cuya eliminatoria española se juega el próximo 7 de julio en Valencia. En sus mostradores se pueden encontrar sabores como caramelo a la sal, piñonate, tocino de cielo, breva y queso con higos al Pedro Ximénez. Además, tiene siete variedades distintas de chocolate y un apartado amplio de helados para intolerantes a la lactosa.
Nice Cream (Benito Mas y Prat, 6). Sus helados se caracterizan por ser radiantemente coloridos: quieren resaltar la presencia de la fruta en su elaboración pero con un toque pop, en la línea de los cupcakes que están tan de moda. Sus sabores se basan en los colores de las frutas: limón, plátano, pistacho, coco… pero también tienen esos helados de influencia americana como el brownie o la nata con nueces, y hacen batidos helados. Entre las granizadas disponibles destacan la de mojito y la de café con leche, para épocas de estudio pero mucho calor. Además hacen tartas heladas al gusto a elegir entre 38 sabores distintos y organizan cursos de decoración de tartas.
La Pradera (Gran Plaza, 15). Histórica de la Gran Plaza, es difícil recordar la fisonomía de este punto neurálgico sin la cartela de la heladería. Algunos dicen que la belleza de este local está en su interior. Muchas veces nuestros prejuicios por su ambiente antiguo y nada a la moda nos habrán impedido cruzar su puerta, pero La Pradera es otro mundo. Además de tener una de las terrazas más amplias y veteranas de la Gran Plaza, en su interior se esconden manos maestras curtidas durante años en el mundo del dulce. Además de sus helados, sus tocinos de cielo y sus cuñas de crema tienen fama. La veteranía es un grado, sin duda.
Miquel (Avenida de la Buhaira, 17). Que no se engañen los que piensen que estos helados vienen de Valencia o que es la franquicia de una marca lejana. Estos helados vienen de una fábrica de Mairena del Alcor, y son sevillanos hasta el último tropezón de fruta. Con su aspecto moderno y vistoso, esta heladería nos ofrece una buena carta de cremas heladas con sabores sorprendentes: Chupa Chups, Donuts, Bob Esponja, Dulce de cielo, Sorbete de piña colada… Además, preparan buenas granizadas.
Helados Artesanos Torres (Avenida de Eduardo Dato, 24). Quizá no es una de las heladerías punteras del distrito, pero está situada en un lugar privilegiado y tiene cierto aire castizo a pesar de lo ‘moderna’ que quiere ser. Hacen helados artesanos, su origen hay que buscarlo en las calles de Écija y suelen tener sabores más tradicionales, pero es un lugar perfecto para después del cine o para hacer un descanso en una tarde de compras. Además, cuenta con terraza y tienen un helado peculiar muy recomendable: chocolate con cerezas.
Miguel Pérez Martín