El distrito nervionense concentra un buen número de superficies desocupadas destinadas a negocios, entre ellas, algunas de las 150 que la empresa municipal de la vivienda pone en venta y en alquiler de forma urgente con el propósito de deshacerse del alto ‘stock’ que posee.
La crisis se hace notar, y de qué forma. Cada vez son más los locales vacíos que llenan las plantas bajas de los edificios de Sevilla y nuestro barrio, Nervión, no está exento de tal desocupación. Son ya muchos meses en los que el cierre de negocios es una constante en la capital hispalense, lo que conlleva a que el excedente de superficies, tanto de propiedad privada como de la Empresa Municipal de la Vivienda de Sevilla, pase a ser desorbitado.
Por ello, Emvisesa ha intensificado la publicidad para tratar de colocar en el mercado estos bajos comerciales, además de haber rebajado los precios hace menos de un año entre un 10% y un 25% para facilitar las operaciones de compraventa, así como incorporar la posibilidad del alquiler y la del alquiler con opción de compra en un intento por reactivar el mercado. Un plan que reúne locales por toda la capital andaluza con diversidad de precios y emplazamientos, desde los 2.800 euros el metro cuadrado construido de un local en El Porvenir a los 1.175 euros de otros en Palmete-La Negrilla, según datos publicados por Diario de Sevilla.
En Nervión, donde los locales rondan los 1.700 euros el metro cuadrado en estas promociones de Emvisesa –como el situado en la vía Campo de los mártires-, hay un excedente que se agrava en zonas como las de Luis Montoto y alrededores. Para muestra un botón, la calle Alberto Durero, en pleno barrio de La Calzada, donde los locales vacíos sobrepasan la decena en menos de 50 metros de acera. Un claro ejemplo de lo complicado que es mantener hoy día un negocio abierto, tal y como nos explica José L. Sánchez Durán, regente y propietario de Jamones Durán: “Se está notando mucho la crisis. Son cada vez más los negocios que echan el cierre y ciertamente somos pocos los que, a duras penas, nos mantenemos”, asegura este vecino y dependiente para quien, como al resto de comerciantes de la zona, “el único sentido en la circulación de Luis Montoto ha conllevado a que sean muchos los que tengan que abandonar su negocio”.
Negocios que para mantenerlos a flote hay que realizar un extraordinario sacrificio a día de hoy: “Yo tengo una jornada laboral de 12 o 14 horas, de lunes a lunes, con descanso de un día cada dos o tres meses. Trabajando fines de semana y festivos, si no, no hay forma”, continúa José L. Sánchez, para quien la construcción de una clínica FREMAP justo en la acera de enfrente de su negocio “puede dar algo de vida” a los negocios de una zona en este sentido algo estancada.
Alfonso González