«En una hermandad tiene que haber más cristianos que cofrades»

Acólito en el Besamanos de la Virgen de la EncarnaciónAlberto Castejón es un joven estudiante de Derecho de 24 años y acólito de la Hermandad de San Benito desde hace más de seis años. Alberto está muy vinculado a la hermandad porque nació en Nervión y él y sus hermanos desde pequeños forman parte de la hermandad. Sin embargo, cuenta que no hizo estación de penitencia hasta que hizo la comunión y sintió la fe cristiana que le caracteriza. Alberto defiende que “ser acólito conlleva mucho más que lo que se ve el Martes Santo”.

publicidad

La figura del acólito en Sevilla cada vez va tomando más importancia. Alberto opina que debido a la idiosincrasia de Sevilla en Semana Santa, el acólito se ha adornado demasiado: “Se ha convertido en la parafernalia de la dalmática, que eso no debería llevarse, porque sólo la puede llevar el diácono, y la parafernalia de levantar ciriales, bajar ciriales… Aunque me parece bien, creo que se ha adornado demasiado y además no está reglamentado”. Algo que Alberto recalca y reclama de la figura que representa en la hermandad, es que el acólito es acólito todo el año, “la gente se cree que los acólitos sólo estamos allí para salir el Martes Santo, que por desgracia muchas personas lo hacen así, pero quien realmente se vincula con la hermandad sabe que eso no es cierto”.

“La hermandad de San Benito está viva todo el año y ser acólito no es sólo salir en procesión el Martes Santo”, asegura Alberto. De hecho, este año se han recogido 550 kilos de alimentos para Cáritas con la asociación Niños con amor –asociación de niños discapacitados de la que es miembro el diputado de juventud-, al igual que en navidad se recaudaron casi 500 euros y 330 kilos de comida. Además en febrero hubo una campaña de donación de sangre colectiva, actividad en la que ésta hermandad es pionera. Las cuadrillas de costaleros también participan en la labor social, la de Cristo compartió una merienda con los ancianos de las hermanitas de los pobres, y la cuadrilla del misterio, por su parte, realizó una chicotá solidaria que consistía en conseguir el peso del paso de misterio en kilos de alimentos no perecederos, siendo superada con creces al conseguir 2.300 kilos de comida.

Ciriales del Cristo de la Sangre

San Benito forma parte de Nervión, pero sus inicios recaen en el antiguo barrio de La Calzada que se suele tachar de viejo. Pero cuando San Benito pone un paso en la calle, el belén de la juventud, o hace un viacrucis, se ve realmente que la gente del barrio está vinculada con la hermandad y esto es en cierto modo porque la juventud de la Hermandad de San Benito este año está extraordinariamente activa. Colaboran con la asociación antes citada, en proyectos con la gente del barrio, en navidad reparten felicitaciones, realizan visitas a los vecinos de la hermandad, consiguen fondos para los proyectos, hace unos años se llevó a cabo una acción de ayuda humanitaria en Burundi… “Se hace lo que se puede porque, aunque la gente no se lo crea, la hermandad conlleva muchísimos gastos, principalmente para mantener el patrimonio que no siempre es fácil”, se lamenta Alberto.

Con respecto a cómo se vive la Semana Santa en Sevilla Alberto opina que “desgraciadamente en todas las hermandades está lo que coloquialmente se le llama el postureo, es decir, aparecer los días de reuniones nada más y cuando se acerca la Semana Santa. Yo cuando tengo tiempo voy, durante el año los martes y ahora en cuaresma cuando puedo me escapo y voy casi todos los días de la semana”. “El problema que hay en las hermandades es que se vician por el ser cofrade. Yo soy cristiano pero soy cofrade y en una hermandad tiene que haber más cristianos que cofrades. Si eres cristiano y cofrade, muy bien, pero cuando solo hay cofrades vienen los problemas”. Alberto también señala que las hermandades no están apartadas del mundo: «Hay peleas, envidias, problemas, hay de todo». “Es una organización pequeña pero religiosa, y lo que no se debe de perder es la esencia de porqué somos de una hermandad, porque somos cristianos y tenemos unos valores”.

El Martes Santo para los acólitos es una locura. Los acólitos colaboran durante toda la mañana, reciben a las autoridades y a la multitud de personas que acuden a ver los pasos montados. Más tarde, vuelven a la hermandad y se van vistiendo en el orden de salida de los pasos. La vestimenta es un alba, algo similar a una túnica, y una dalmática de terciopelo morado con ribetes dorados.

Por la lluvia, la Hermandad de San Benito lleva dos años sin poder hacer estación de penitencia. Con respecto a la dura decisión de salir o no, Alberto hace dos distinciones: el hermano que aparece durante todo el año por la hermandad y el que aparece tan solo el Martes Santo para salir. “El que aparece solo para salir, quiere salir y le da igual todo y llora desconsoladamente; el hermano que está en la hermandad durante los 365 días del año, piensa que ya habrá más oportunidades y que el Señor de San Benito está en el templo todo el año para poder ir a verlo, rezarle y hablar con él”.

Laura Liñán

publicidad

Compartir:

Otras noticias

Comer en Nervión