Cada día pasamos por ellas, son parte de la columna vertebral de nuestro barrio y las venas de Sevilla. Conocemos sus rincones, recovecos, cuando giran o donde se cortan y nos llevan a nuestra casa, a nuestro bar preferido, o al comercio de confianza, pero ¿sabemos quiénes eran realmente los protagonistas que le dan nombre a las calles de nuestro barrio? En Nervión al día vamos a ir presentándotelas una a una.
Antes de que fuese una de las avenidas más importantes de la ciudad, muchísimo antes de que saltara la polémica por su cambio de sentido, pero siglos después de que dejara de ser una antigua calzada romana, Luis Montoto era un escritor sevillano que luchó para que la cultura popular recibiera reconocimiento académico. Por ello, su fama está muy ligada, más que a su creación literaria, a su pasión y finos estudios sobre el costumbrismo y el folclore andaluz de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Don Luis Montoto Rautenstrauch, nació en Sevilla en el año 1851 y falleció en septiembre de 1929. De joven se marchó a Madrid a estudiar Ingeniería aunque más tarde volvió para graduarse en Derecho por la Universidad de Sevilla. Luis Montoto fue notario eclesiástico, concejal del Ayuntamiento de Sevilla y cronista oficial de la ciudad. Además fue miembro del Ateneo de Sevilla y secretario perpetuo de la Real Academia de las Buenas Letras de Sevilla, de ahí su predilección por la cultura y literatura. Tanto que a lo largo de su vida publicó un gran número de obras entre ensayos, poesías, teatro y narrativa.
Pero volviendo a lo anterior, uno de los detalles más peculiares de la figura de este escritor es que era paremiólogo, como se define la ciencia que estudia los refranes, los proverbios y demás enunciados cuya intención es transmitir algún conocimiento tradicional basado en la experiencia. Por ello, no es de extrañar que fuese amigo de Antonio Machado Álvarez, padre de los poetas Antonio y Manuel y auténtico fundador de la moderna escuela de investigación folclórica española; y que colaborara con él en la publicación de la Biblioteca de Tradiciones Populares sobre folclore.
Luis Montoto se casó en el año 1878 con Asunción de Sedas y Vigueras con la que tuvo siete hijos: Diego, Luis, María, Alejandro, José Luis, Santiago y Cástor.
Se dice que hoy por hoy, Luis Montoto no es una persona olvidada, pero que no es recordada por lo que a él le hubiera gustado: su faceta de poeta. Este sevillano comenzó con la poesía desde muy joven, ya que siendo un niño escribió una colección de 15 cantares que fueron publicados en el periódico sevillano La voz de la Caridad. De hecho, entendidos en la materia como Salvador Rodríguez Becerra dijeron de él que “no pocas de sus coplas, inspiradas en el pueblo, llegaron a ser patrimonio popular”. Por ello, hoy le recordamos aquí y abrimos esta bonita sección de Nervión al día con uno de sus poemas.
Dos besos tengo en el alma
que no se apartan de mí:
el último de mi madre
y el primero que te di.
Ya del cariño la palma
venturoso, he conseguido:
cual dos aves en su nido,
dos besos tengo en el alma.
Besos que di y recibí
en horas que ausentes lloro;
besos que son mi tesoro
que no se apartan de mí.
Aunque la muerte no cuadre,
beso inmortales son:
¡Recibí en el corazón
El último de mi madre!
Besos por los que viví,
vivirán, aunque yo muero.
¡Son de mi madre el postrero
Y el primero que te di!
(*Señalar pese a que la identificación de los orígenes populares de los primeros versos del poema, diversas opiniones y su círculo familiar afirman que Montoto es su auténtico creador)
Laura Liñán