Después de presentarte a un poeta y a un político, una de las avenidas más importantes de nuestro distrito tiene nombre de pintor. Luis de Morales fue un pintor de estilo manierista que llegó a ser llamado <<el divino morales>> y en Nervión al Día os traemos su historia.
Luis de Morales nació en Badajoz en el año 1509 y murió en la misma ciudad en 1586. Fue llamado por sus coetáneos ‘el divino’ ya que la mayoría de sus obras son de tema religioso. De hecho, este autor se especializó de tal manera que en ocasiones llegó a realizar varias versiones de los mismos personajes, como sucede con La Piedad.
Pocos datos se tienen de la vida de este pintor. Se conoce que que ya en 1539 tendría abierto un taller en su ciudad natal, y que, en torno a ese año también, se casa con Leonor Becerra, con la que tuvo, al menos, tres hijos. Y que aunque desarrolló su actividad en un relativo aislamiento en Extremadura, si bien sus obras se distribuyeron por toda la Península. Luis de Morales residió en Milán donde fue influenciado por Leonardo Da Vinci y también residió algún tiempo en Portugal y Sevilla, donde completó su formación en talleres de otros maestros.
Por su estilo manierista en su pintura se observa un alargamiento de las figuras y el uso de la técnica del esfumado leonardesco cual hace pensar en influencias de escuelas pictóricas extranjeras. No obstante, debido a su particular estilo de representación su obra es fácilmente identificable. Los colores usados en sus cuadros sugieren sensación de frialdad, y su técnica es muy minuciosa. Sus personajes presentan un rostro entristecido, de piel blanca azulada, dedos largos y huesudos, así como una apariencia misteriosa.
La primera obra de la que se tiene certeza es su Virgen del pajarito, fechada en 1546 (Iglesia de San Agustín, Madrid). Otras de sus obras son el Calvario (Museo de Bellas Artes de Valencia), la Adoración de los Reyes (1570-1575), actualmente el el Museo del Prado; Cristo y el pecador (1550), también el El Prado; y La Piedad (1560), en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Su relación con Sevilla viene dada por la cantidad de clientes que Luis de Morales tenía en nuestra ciudad. La élite hispalense de la época entre los que destacan San Juan de Ribera, obispo de Badajoz, le encargó varias obras, como su propio retrato (pintado en 1564, y actualmente en el Museo del Prado), o varios cuadros con la Virgen y algunos lienzos para su capilla. Además en ese momento Sevilla era la capital de la baja Extremadura, por lo que era de esperar que Morales de trasladase continuar su formación aquí.
Laura Liñán