Los bomberos evitan una explosión durante un incendio en Ciudad Jardín

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El lunes por la mañana el ruido comenzaba desde muy temprano a despertar a los vecinos de Ciudad Jardín. En los cercanos campos de Marqués del Contadero, justo entre el centro deportivo Antonio Puerta y la Delegación de Educación, la maquinaria derribaba los abandonados vestuarios de las instalaciones. Pero el día iba a ser muy largo. 

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El derribo, que comenzó casi con el alba, pretendía eliminar este edificio anexo al graderío de estos campos de fútbol que desde hace años están cerrados y completamente abandonados. Además, la estructura de estos vestuarios ya habían sufrido hace unos meses un incendio de calibre medio que comprometió su estabilidad y debilitó su estructura.

Pero el derribo iba a traer por la tarde otro problema que podría haber acabado en desastre si los bomberos y los servicios de Emergencias no llegan a intervenir con presteza. Era por la tarde cuando, según los servicios de Emergencias, se declaraba un incendio de pastos en las innumerables matojos secos que ocupan ahora estos campos de fútbol. El fuego no tardó en propagarse por los alrededores del edificio a medio demoler, que se encuentra a unos 50 metros de las primeras viviendas de la calle Francisco Buendía.

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Mientras el olor a quemado y el humo tomaba el cielo de Ciudad Jardín, los bomberos hacían un hallazgo en medio de las llamas que los hizo preocuparse. Una botella de oxígeno procedente del edificio a medio demoler se encontraba en medio del fuego, con el posible riesgo de que su sobrecalentamiento provocara una explosión. No lo dudaron los bomberos y corrieron a sacar la botella de entre las llamas, antes de que su calentamiento la hiciera estallar. La colocaron en el suelo y la regaron a conciencia con las mangueras hasta que consiguieron enfriarla y que no supusiera un peligro. Un incendio que, si no hubiera sido por la rápida actuación de los bomberos, podría haber terminado como algo más dramático.

R.N.

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