El entorno del puente de San Bernardo cuenta con un par de zonas en las que el tráfico rodado se ve obligado a infringir las normas de circulación invadiendo carriles destinados al tránsito de autobuses públicos y taxis, a la vez que sobrepasando líneas continuas.
Concretamente es en el acceso a los bajos del Puente de San Bernardo desde la Avenida Eduardo Dato donde se da el primero de los casos, en el que los vehículos se encuentran una línea continua que separa los propios carriles de circulación con el destinado al de uso exclusivo de Tussam y taxis hasta escasos metros antes de llegar al desvío. Esta prolongación de la línea continua, que viene originada por la cercanía a dicho acceso de una parada de autobuses, obliga a los conductores a saltarse a la torera las indicaciones viarias –tal y como se puede apreciar en las fotografías-.
En caso contrario, es decir, el de respetar la ancha línea continua y acceder a los bajos del puente cuando esta se convierte en discontinua, obliga a los vehículos a realizar una maniobra brusca de giro hacia la derecha, inadecuada toda vez que los automóviles circulan a una considerable velocidad por esta vía, lo que podría conllevar a más de un susto.
No muy lejos de este punto, en el entorno del mercado de la Puerta de la Carne, es una norma realizar el giro a la izquierda que da acceso a la plaza que conforma la Avenida de Cádiz a las puertas de este mercado a los coches que circulan por la calle Juan de Mata Carriazo dirección José María Moreno Galván, toda vez que es materialmente imposible acceder a dicha plaza de forma ‘legal’ sin tener que dar un importante rodeo.
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No en vano, los vehículos que circulan procedentes del entorno de Enramadilla hacia esta zona se ven obligados a llegar al nuevo giro hacia a la izquierda en el cruce José María Moreno Galván-Luis Montoto (recientemente habilitado) para dar la vuelta por la Florida y así volver sobre sus pasos hasta el anteriormente mencionado acceso en Juan de Mata Carriazo.
Un trastorno que se solucionaría fácilmente con el cambio de estas líneas continuas por unas discontinuas que permitan el acceso, toda vez que, en este caso, aún queda un carril para los vehículos que pretendan continuar su camino hacia el frente. De este modo, se evitaría que los vehículos infringieran las normas –como se ve en las imágenes-.
A. González