Desde hace meses, la Real Fábrica de Artillería, la joya de San Bernardo, está viviendo unas ambiciosas obras de restauración. Pero centrarse en el interior ha hecho que el exterior permanezca deslucido. Las plantas salvajes y la basura campan a sus anchas en los jardines delanteros del edificio.
Si bien el gobierno de Zoido se centró en un primer momento más en el exterior que en el interior -aunque luego abriera aquel Sábado de Pasión un periodo de visitas guiadas al monumento tras acometer una primera fase de obras urgentes-, de aquel desbrozado que eliminó el mar de plantas salvajes de las puertas de Artillería ya no queda nada.
Pasados los años, las plantas han vuelto a crecer y parece que están más fuertes y altas que nunca, como un mar de hierbas resecas que se elevan a veces hasta un metro desde el suelo dejando sumergidos los naranjos. Además, entre esas malas hierbas se pueden ver latas y botellas que deben llevar allí meses por el deterioro de la pintura de las mismas.
La fachada que da a la avenida de Eduardo Dato, de la que estamos hablando, es la más visible de la fábrica para todo paseante que discurra por la citada vía. Los trabajos interiores en profundidad -de los que ya hemos visto algunos frutos y que exigen una labor titánica- no se ven reflejados por la descuidada imagen exterior, que muestran un edificio abandonado cuando en el interior, cosas de la vida, ahora está más vivo que nunca.
A esto se suma el poco aprecio que han mostrado algunos vándalos doblando parte de la reja que custodia la Fábrica de Artillería, que muestra ahora un aspecto dejado. Y la caída de la rama de un árbol hace dos semanas, que partió parte de una torreta de la verja, y de cuyo suceso aún se acumula una pila de cascotes en la esquina exterior de la fábrica con la calle Porta Coeli.
La Real Fábrica de Artillería es un monumento espectacular pero también ha sido un quebradero de cabeza para todos los alcaldes que no han terminado de dar con la tecla para restaurarla. Sus descomunales dimensiones, la complejidad de las restauraciones a acometer, la necesidad de un presupuesto altísimo para acometerlas y la falta de apoyo de la empresa privada han hecho de Artillería un regalo envenenado.
Ahora, parece que es cuando más cerca estamos de verla de nuevo abierta y segura para los visitantes. Con las ambiciosas obras que se están haciendo en su interior y con la idea de Juan Espadas de convertirla en un gran centro plural encomendado a la cultura principalmente, la Real Fábrica se irá abriendo y poniendo en marcha por fases, conforme se vayan terminando las obras en los distintos espacios del monumento. Se calcula que en otoño de este año podrán abrirse las puertas de algunos de los espacios.
Puedes ver el estado de la fachada de Artillería en esta fotogalería.
Miguel Pérez Martín