La red se moviliza para dar techo a una pareja de ancianos de Nervión

Ancianos Menéndez PelayoSon vecinos nuestros, aunque no tengan una casa a la que llegar cada noche ni en la que levantarse cada mañana. A pesar de eso, son vecinos nuestros, concretamente viven al raso en la Avenida Menéndez Pelayo. Es la historia de Mari Carmen y Juan José, dos ancianos sin techo a los que un vecino ha decidido sacar de la calle.

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Y lo ha hecho a través de una petición en Change.org en la que ya lleva más de 160.000 firmas, por lo que le faltan en torno a 40.000 para llegar a las 200.000 deseadas y presentar al Delegado del Área de Bienestar Social y Empleo de Sevilla, Juan Manuel Flores Cordero, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, una propuesta para que se les conceda un alquiler social.

Tal y como relata Mario Moya, promotor de la iniciativa, todo surgió cuando iba de vuelta del trabajo en su moto y vio a dos ancianos pidiendo en la calle. Se acercó, y así conoció a Mari Carmen y Juan José, ella con 64 años y natural de Badajoz; él con 70 y nacido en Dos Hermanas. Ambos, tras una vida de trabajo duro, ‘disfrutan’ de una pensión de 360 euros que, como es obvio, no les permite afrontar el gasto de un alquiler.

«Han sido personas trabajadoras y honradas y nunca han dado ningún problema (he preguntado a muchos establecimientos y vecinos de la zona al respecto). Lo único que tienen es una paga de 360 euros que recibe Juan José por sus años trabajados y lo único que les ofrecen es la posibilidad de ir a un albergue, pero teniendo que separarlos en instalaciones diferentes», relata Mario en su petición, en la que también deja constancia del mal funcionamiento de los servicios sociales en este tipo de casos:

«Preocupado por la seguridad de Mari Carmen y Juan José, el sábado por la tarde paré a la Policía Local para hacerles saber de su situación, la cual conocían pues llevan un año prácticamente allí y me dieron un par de números del Centro de Acogida de Sevilla. Llamé delante de ellos y con Juan José a mi lado me cogieron el teléfono. Al contarles la situación, me dijeron que ellos tenían que seguir el protocolo y que mi llamada no servía de nada ni les iban ayudar si no era porque el 112 le dijese algo. No me creía lo que estaba escuchando y puse el manos libres para que la autoridad (Policía Local) lo escuchase. Como tampoco les gustó lo que escucharon, los policías locales actuaron compadeciéndose de la situación y desde la emisora comenzaron con el protocolo de actuación en este caso, levantando acta con mis datos personales. Me aseguraron que en un rato se pasarían para ayudar a estas personas una furgoneta amarilla y que vendrían otras personas con unos petos amarillos y que traerían comida, mantas y ayudarían en lo que pudieran… Estuve hasta los dos y media de la madrugada con Mari Carmen y Juan José esperando a que llegase esa ayuda y cuatro días después, todavía nadie ha llegado».

Dos ancianos, en definitiva, que refleja la realidad que viven muchas personas que, como la propia petición dice, «merecen pasar los últimos años de su vida en una casa», por lo que dedicar un minuto a una firma electrónica quizás merezca la pena…

R.N.

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