Se ofrecía como un servicio de masajes, pero la sórdida realidad detrás de estos servicios era que cuatro mujeres eran obligadas a prostituirse por dos proxenetas de 24 y 31 años. La policía las ha liberado de los pisos de Nervión que se habían convertido en su cárcel.
Fue una de las víctimas la que consiguió denunciar la situación que estaban viviendo y lograr que la Policía Nacional las liberara, a ella y tres compañeras, de esta situación de sumisión y explotación sexual en dos viviendas de nuestro distrito.
Desde fuera, esto parecía un negocio de masajes con una imagen muy depurada. Pero la realidad era que el trampantojo ocultaba un negocio ilegal en el que cuatro mujeres recibían coacciones y amenazas para tener relaciones sexuales con los clientes, mientras los dos «gerentes» gozaban de un alto nivel de vida que no concordaba con su actividad laboral oficial.
Las víctimas estaban condicionadas a su actividad ilegal, por lo que si no se prostituían, sus captores les imponían «multas» que les impedía tener acceso a televisión, ordenador o cocina. Además, eran vigiladas durante todo el día por cámaras de seguridad.
R.N.