A veces las plazas y las calles cambian de nombre demasiado rápido. Y ello provoca situaciones como la de la Plaza de Jesús presentado el pueblo, que ha durado solo siete meses. Los vecinos han pedido que la calle vuelva a ser Lictores, su nombre original, mientras la vecina calle Alerce es rotulada con el nombre del titular de la Hermandad de San Benito.
Fue el verano de 2012 cuando, tras la recogida de 5.000 firmas, la Hermandad de San Benito conseguía un sueño que llevaba persiguiendo desde los años noventa: que Jesús presentado al pueblo tuviera una plaza a la espalda de la parroquia. La plaza se rotuló con el nombre de la talla de Castillo Lastrucci el diciembre pasado, en el pequeño ensanche de las confluencias de las calles San Benito y Lictores.
Pero había un problema: solo dos casas de la nueva plaza sufrirían el cambio en el nomenclátor. Eso provocó un hecho insólito: que se revocara el cambio de nombre, algo que se materializó a principios de verano. Desde entonces, la plaza de Jesús presentado al pueblo volvió a ser rotulada como Lictores -nombre que alude a unos funcionarios romanos-, y colocando a su lado una placa que sorprende a muchos de los vecinos, en la que se lee «Antigua plaza de Jesús presentado al pueblo». Una denominación de «antigua» para una calle que solo ha durado siete meses.
Pero había que arreglar el desaguisado, y por ello la hermandad pidió que no se machacaran sus logros y se decidió en la Junta de Distrito de Nervión que la que llevaría el nombre de Jesús presentado al pueblo sería la calle Alerce, justo al lado de Lictores. En aquella junta hubo una defensa apasionada del nombre de «Alerce» por parte de Antonio Aranda, en nombre de la AMPA Vicente Benítez, argumentando que con el nombre de la calle se perdía una parte de la historia de la ciudad.
Ahora, Jesús presentado al pueblo está dos veces en el callejero: como antigua calle y como nueva. Y ambas compartiendo esquina, además de compartir la otra con San Benito. La Calzada se ha transformado en una letanía de la Hermandad de San Benito, aunque los vecinos dicen que no tienen nada en contra de la corporación del Martes Santo. Lo único que quieren es no sufrir los trastornos de que su calle cambie de nombre de un día para otro, y sin haberles consultado.
R.N.