El pasado fin de semana tuvo lugar una de esas historias que nos encanta contar. La solidaridad de Bomberos y Policía hizo posible que un anciano de 78 años residente en Nervión no tuviera que dormir en el albergue municipal después de que se quedara sin poder acceder a su casa.
El anciano había sufrido un robo, y entre otras cosas le habían sustraído las llaves de casa. A sus 78 años, el anciano no tenía manera de entrar ni techo bajo el que dormir. La policía intentó acceder al domicilio, pero no pudo. Con solo 400 euros de pensión, el anciano no podía avisar a los Bomberos para que abrieran la puerta, porque no iba a poder pagar la reparación de la misma después de la actuación.
El anciano, sin más solución en la mente, se marchó al albergue municipal, donde pasaría la noche. Pero Policía y Bomberos se enteraron de lo sucedido, y pidieron a título personal intentar abrir la puerta. Y llegaron a un acuerdo: arrimar el hombro para pagar entre todos los destrozos que se pudieran ocasionar al intentar abrir la puerta. A las 12 de la noche, al anciano lo despertaron en el albergue: podía volver a su casa, a dormir en su cama.
Una de esas historias que nos gusta contar, noticias buenas que trae agosto cuando parece que la ciudad está desierta, pero sigue habiendo gente buena que está al servicio de los ciudadanos aunque les cueste el dinero.
R.N.