Esta mañana se ha producido un desalojo okupa en una vivienda de la calle Valeriano Bécquer, en el Viejo Nervión, tras meses de litigios.
Esta mañana los vecinos de la parte más antigua del barrio de Nervión han respirado un poco más tranquilos. Tras meses de denuncias y de preocupación, esta mañana se ha procedido al desalojo de los okupas que inquietaban a los vecinos de Valeriano Bécquer. Ha sido un desalojo por vía judicial, orden en mano.
Fue el dueño de la vivienda el que puso la denuncia y llevó el tema a juicio. A partir de ahí, a pesar de que la sentencia fue favorable al propietario, los okupas recurrieron y perdieron tras ser desestimado el recurso. A partir de ahí, llegaría la orden del juez para desalojar esta vivienda y devolvérsela a su propietario.
«Esta vivienda estaba vacía, aunque el dueño venía a darle una vuelta de vez en cuando. Una de esas veces fue cuando se encontró que se la habían ocupado», explica la presidenta de la asociación de vecinos Nervión Este a este diario. Desde esta asociación se ha luchado sin cuartel para que las viviendas víctimas de los okupas en esta zona sean devueltas a sus legítimos propietarios.
Fue en septiembre de 2018 cuando los vecinos de la zona más oriental de Nervión, entre La Ranilla y la Avenida de la Cruz del Campo, vivieron su primer caso de okupas en dos viviendas vacías que esperaban a ser reformadas en la calle Valeriano Bécquer. Entre otras cosas, de aquella experiencia desagradable nació la puesta en orden de la movilización vecinal para reclamar las necesidades del barrio, que se vio plasmada semanas después en la fundación de la Asociación de Vecinos Nervión Este.
Según cuentan los vecinos, ya no es solo el hecho de que unos individuos dispongan «por las bravas» de unas viviendas cuyos propietarios se sienten impotentes, sino que generan problemas en la convivencia, como el caso de los antiguos okupas de la vivienda citada, que se paseaban a veces desnudos cuando había una guardería en la casa de enfrente o dicen que acosaban verbalmente a las mujeres de la zona, según cuentan los vecinos. También estaban enganchados ilegalmente al suministro de electricidad de manera precaria, con el peligro que ello conlleva y que, según la presidenta de la asociación, llegó a provocar un incendio en esta vivienda.
En esta vivienda ocupada, residía una familia con niños que suponía un quebradero de cabeza para los vecinos, que además mostraron su preocupación por los niños, ya que eran vistos a deshora por la zona cuando, por su edad, debían de estar en el colegio. Hoy se ha consumado este desalojo okupa, pero eso no conlleva el fin de las preocupaciones. Aún quedan en esta zona otras viviendas con okupas por las que seguirán luchando los propietarios apoyados en la asociación de vecinos.