Una de las dificultades habituales de padres y/o maestros es saber cómo manejar las conductas inadecuadas de sus niños. A menudo los escuchamos decir frases como: «no me hace caso», «no quiere hacer lo que se le dice», «no acepta normas»…
Es importante que padres y madres adquieran recursos para enfrentar estas situaciones, y tomen conciencia que la mayor parte de estos comportamientos son aprendidos y pueden ser modificados. Los niños no heredan buenos ni malos hábitos o son así por naturaleza, su conducta es el resultado del aprendizaje en el ambiente familiar, escolar y social. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que las conductas pueden ser «desaprendidas» o cambiadas mediante algunas técnicas:
1. Ignorar activamente
Implica el retiro total e inmediato de los diferentes «reforzadores» que pueden estar manteniendo la conducta. Es importante:
• Identificar los reforzadores que mantienen la conducta-problema.
• Controlar y evitar que se presenten los reforzadores identificados.
• Tener en cuenta que habrá un incremento inicial de la conducta-problema ante este procedimiento, no os preocupéis.
• Ser constantes.
Por ejemplo: Si el adulto se encuentran conversando con otra persona y el niño empieza a interrumpir de manera insistente, el adulto deberá ignoran las acciones del niño. Que nadie le haga caso o diga nada hasta que no cese en su conducta.
2. Tiempo de reflexión o tiempo fuera.
Consiste en retirar al niño, por unos momentos de la situación, con la finalidad de que no se refuerce la conducta. Hay que tener en cuenta:
• Se deberá utilizar una advertencia o aviso previo.
• Si a pesar de la advertencia, el niño continúa, se le llevará al ambiente preparado, sin regaños ni discusiones, diciéndole únicamente que «permanecerá por unos minutos ahí para que piense» sobre lo que ha hecho.
• El lugar donde se ubique al niño deberá estar libre de estímulos reforzantes y atractivos.
• El tiempo de permanencia en dicho lugar elegido debe ser de aproximadamente 5 minutos, el tiempo será menor para los niños/as más pequeños.
• Acabado este tiempo, dejamos volver al niño/a al lugar inicial, y le sugeriremos una conducta adaptativa o positiva a realizar.
Ejemplo: Si en casa tu hija empieza a tirarle los juguetes a su hermano mientras juegan aunque le has advertido sin tener éxito para corregir su conducta; la retiraras del salón y la llevarás al lugar preparado, indicándole que reflexione sobre su mal comportamiento. La niña se quedará allí unos minutos, y no le dirigirás la palabra ni lo juzgarás durante el periodo de reflexión. Terminado este tiempo, siempre y cuando la niña se muestre tranquila y no se encuentre protestando y/o llorando, regresará a la situación inicial, sugerimos que se disculpe con su hermano, y le damos además la opción de seguir jugando con él si lo hace adecuadamente.
3. Reforzamiento de conductas adecuadas
Como adultos debemos aprender a identificar y reforzar positivamente las conductas adecuadas pues muchas veces las pasamos por alto al creer que un niño debe saber lo que está bien o mal, cosa que no siempre se cumple.
4. Sobrecorrección
Consiste en corregir los efectos producidos por la actuación del niño, además de ejecutar una actividad extra que implique la realización de un comportamiento apropiado.
Por ejemplo: Si un niño tira papeles al suelo, el adulto le amonestará indicándole que recoja los papeles que ha tirado y además que barra todo el ambiente en el que se encuentra.
5. Pérdida de Privilegios
Es la retirada de un estímulo reforzante ya ganado, que está en poder del niño en el momento de emitir la respuesta indeseable.
Por ejemplo: Un niño después de haber realizado una conducta adecuada obtiene como premio sacar un juguete del aula al patio. El adulto le permitirá sacar el juguete advirtiéndole que debe cuidarlo. Sin embargo el niño empieza a lanzar las piezas; entonces el adulto de manera inmediata dará por concluido el beneficio y el juego concluye para el niño.
RECOMENDACIONES PARA LA APLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS
• Las ÓRDENES DEBEN SER CLARAS y EXPLÍCITAS.
• EVITA GRITAR, es difícil, pero quién dijo que educar no requiere un esfuerzo.
• Cuando el niño cometa errores a propósito, SEÑALE LA CONDUCTA ESPERADA y no le de atención al error.
• PRÉSTALE ATENCIÓN mientras realiza una conducta adecuada y PRÉMIALA.
• Facilítale CONDUCTAS ALTERNATIVAS.
• SÉ CONSTANTE en la aplicación de los procedimientos, es decir, persiste en tu actitud y actúa siempre del mismo modo.
• CONTROLA TUS EMOCIONES y REACCIONES, no se deje llevar por la cólera, EVITA DEMOSTRAR ENOJO O FRUSTRACIÓN.
• EVITA COMENTAR las conductas negativas delante de él. Expresa tus sentimientos para que el niño sepa que no disfrutas sancionándolo.
• NO PONER SANCIONES EXCESIVAS, que luego no se vayan a cumplir.
• ELOGIAR CON FRASES POSITIVAS al niño cuando realice algo bien.
• Evitar los sarcasmos, por ejemplo, en vez de decir «¡ya era hora de que te bañaras!», se debe decir «¡estupendo! te has bañado sola».
• Dejar claro al niño que lo que les molesta no es él, sino su forma de comportarse.
David Molina Balastegui, director del centro de psicología @Alboran_Sevilla