Carmen Venegas es una chica intrépida. Este verano se ha liado la manta a la cabeza y se ha ido al lejano Oriente, a la ciudad china de Nanjing. Allí estudia el idioma y la cultura de primera mano y ya no siente miedo a pesar de sus 19 años y de que se ha marchado sola y un poco a la aventura. Vecina de Fernández de Ribera, así ve Nervión desde el corazón de Asia.
¿Por qué te fuiste? En Sevilla tengo clases de chino en la carrera, así que decidí que parar un tiempo en China estudiando seria una experiencia muy interesante, bonita y a la vez útil para mi. Me vine a Nanjing hace ya un mes, y, desde entonces, asisto a clases en la universidad, haciendo un programa de verano.
¿Qué echas de menos de tu barrio? Aquí en China las calles son un caos. Todo esta lleno de gente y de coches circulando sin orden alguno. Así, queda claro que lo que mas extraño de mi barrio es la tranquilidad, poder salir a la calle a dar un paseo y reconocer las caras de los vecino que te encuentras. Más aún la limpieza de las calles porque los chinos son muy descuidados con eso. No llevo aquí mucho tiempo, sin embargo una nunca se termina de acostumbrar a tanto ajetreo.
¿Qué has descubierto fuera de tu barrio? ¿Qué hay allí que no tenga nada que ver con lo que veías como algo normal aquí? En Nervión tenemos la suerte de que todos nos conocemos, todo esta cerca de todo, y eso es algo que hasta que no vives otra cosa no lo echas de menos. Aquí para quedar con alguien siempre hay que coger el metro mientras que en Nervión en menos de cinco minutos puedas estar tomándote algo en el bar con la persona con la que has quedado. Otra cosa que jamás me imaginé que me pasaría es que me paren para hacerme una foto. Ya me ha pasado varias veces cuando voy a hacer la compra que los padres me paran para que me haga fotos con sus hijos, a mi y a todos mis compañeros de clase. En situaciones así te das cuenta de la suerte que tienes al salir de tu país y tener la oportunidad de ver y conocer.
¿Has encontrado lo que esperabas? ¿Cómo es tu vida allí? Pues lo cierto es que cuando me fui no iba buscando nada en concreto, hay muchos kilómetros de distancia así que simplemente me deje sorprender, y de verdad me ha sorprendido. Algo que me resultó muy curioso es darme cuenta que de verdad los chinos siempre comen arroz, incluso para desayunar. Mi primera mañana aquí fue un desastre, solo daba vueltas para encontrar algún sitio donde poder tomarme una tostada, y en vez de tostadas, solo encontraba arroz o baozis por todos lados. Ahora ya es distinto, no esta tan mal desayunar arroz de vez en cuando.
¿Cómo presumes de tu barrio en Nanjing? Jajajajajaja es una pregunta muy graciosa porque nadie a quien le explico donde vivo es capaz de creérselo. Les explico que cada mañana del fin de semana es común despertarse con la música del carrito de «el afilaó», o bien con la del camión del tapicero. Les explico lo que son y para que sirven. También les hablo de los colegios, que van por distritos y que esa es la razón por la que todos nos conocemos, la mayoría asistimos al mismo colegio. Les enseño fotos y les hablo del día de María Auxiliadora, de la hermandad de La Milagrosa, de las tapas y los bares. Tanto si se lo explico a un chino, como si se lo explico a otro extranjero, ninguno es capaz de entender que Nervión se encuentre en una ciudad.
¿Cómo ves desde fuera la situación de tu barrio comparándolo con el lugar donde estás ahora? Pues yo creo que la mayor diferencia que puedo encontrar es las estructuras y limpieza de las calles. Aquí es muy común encontrarse con aceras en mal estado y con una gran suciedad y residuos. Sin embargo, en algunas zonas del centro ya es distinto. China es un país que esta en vías de desarrollo y se nota que poco a poco todo va mejorando.
¿Vas a volver? Como estudio chino, mi carrera me obliga a volver, sin embargo no es nada forzado. China es un país increíble, con sus pros y sus contras, pero completamente distinto. Siempre hay tiempo para seguir viajando, porque desde luego siempre encontrarás algo nuevo que te sorprenda. Definitivamente sí, aun no me he ido y ya tengo ganas de volver.
¿Recomendarías a alguien irse fuera? ¿Por qué? Por supuesto. Sevilla es una ciudad encantadora y preciosa pero eso no quita que el resto del mundo no lo sea. Siempre he considerado que viajar enriquece muchísimo a las personas. Probar otras comidas, visitar museos, pasear por otras calles e intentar hacerse entender en otro idioma son cosas que le recomiendo a todo el mundo.