Amar el waterpolo desde la escuela

portada waterpolo

Los alumnos del colegio Ortiz de Zúñiga (Matadero) tienen la suerte de pasar sus clases de Educación Física en la piscina de Hytasa. Un acuerdo con el Club Waterpolo Sevilla les acerca al waterpolo, un deporte completo que cala entre los alumnos a fuerza de diversión y trabajo en equipo.

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Los niños se colocan los gorros con los números asignados como si fueran profesionales. Aunque Javier Tomillo y Daniel García, miembros del club, tienen que ayudarles a atárselos, los niños se tiran a la piscina sin miedo para comenzar el partido después de una tanda de largos en la piscina de Hytasa para calentar los músculos.

«Un padre del colegio tenía a su hijo en waterpolo y nos propuso la idea, y como resulta que yo soy partidaria de dar un empuje a los deportes minoritarios, tomé la causa como algo mío y el claustro y los padres lo aceptaron», dice Paqui Rodríguez, profesora de Educación Física del colegio que acompaña siempre a los distintos cursos a la piscina para estas seis semanas de waterpolo. Esta iniciativa lleva activa y ligada al colegio desde el año 2007.

Los niños que acuden a esta actividad son estudiantes de 4º a 6º de Primaria, y se hace en estos cursos para garantizar que los niños que acuden saben ya nadar. Pero hay con algunos que tienen que empezar de cero. «Muchos niños llegan aquí sin saber nadar. Cuando llegan, se tiran al agua y se hunden», comenta Javier. «Hoy Hugo, que nunca se separa del bordillo, ha visto la pelota y se ha lanzado a por ella sin darse cuenta, dejando atrás su miedo», dice la maestra. Los niños tienen una hora de piscina a la semana y algunos padres vienen a echar una mano para que todo salga bien.

«Aunque parezca que están parados en el agua, están luchando por mantenerse a flote y estos son 40 minutos de actividad física sin parar», dice Javier Tomillo. Por Hytasa pasan 175 niños a la semana  y el objetivo es «que los chavales conozcan este deporte». De hecho, muchos de los jugadores que participan de los equipos de las distintas categorías del club pasaron por el colegio: esto crea escuela y cantera. 

«Cuando la actividad termina en sexto, se les ofrece venir por las tardes de manera gratuita al club hasta el final del curso», dice Javier. Y ya vienen con los valores del waterpolo aprendidos: «Aprenden a dosificar su esfuerzo, a nivel de grupo se fomenta mucho la cohesión y también se les enseña a ser independientes». En la actualidad, el equipo infantil del Club Waterpolo Sevilla cuenta con cinco alumnos que vienen del colegio, y en el primer equipo hay uno.

El reto es enseñar un deporte diferente, tremendamente divertido y que fomenta el espíritu de equipo. Los niños en la piscina ríen, disfrutan y son waterpolistas por unas horas. El amor al waterpolo va calando en ellos y la portería se convierte en una meta. En el Ortiz de Zúñiga la piscina es un sueño y los niños desde que entran en Primaria ya preguntan a sus profesores: «Seño, ¿cuándo nos toca a nosotros?».

Puedes ver la fotogalería completa de una de las clases en nuestro Facebook.

Miguel Pérez Martín

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