Pasaban las seis de la mañana cuando se abrían las puertas de la Parroquia del Cerro del Águila. Daba comienzo el Rosario de la Aurora de la corporación que surcaría Nervión por completo hasta alcanzar la Parroquia de Santa Cruz. La cita prometía estampas inolvidables, pero la salida se ha transformado en todo un acontecimiento.
Si algo quería dejar patente este rosario es el sentimiento fraternal entre las hermandades. Ya desde la salida, los hermanos mayores de todas las hermandades del Martes Santo, día en el que procesiona El Cerro, acompañaban a la corporación en su rosario hasta la Parroquia de Santa Cruz. El motivo de un viaje tan largo eran las bodas de plata de la hermandad como corporación del Martes Santo y de la aprobación de sus reglas como hermandad de penitencia.
En este recorrido ha cruzado Nervión entrando aún de noche -sobre las siete de la mañana- en Fernández de Ribera. ha continuado entre Tinieblas por Viapol y ha recibido la claridad en el interior del barrio de los toreros. Los caprichos de Sevilla han hecho que los primeros rayos de sol le dieran a la virgen al salir de la calle San Bernardo, firmando un contraluz histórico al subir las andas el Puente de San Bernardo para dirigirse al centro.
En todo momento los cerreños y devotos han acompañado a la virgen, que ha surcado las frías avenidas de Nervión y la Buhaira arropada por una masa de gente. Más claro ha quedado tras la misa en Santa Cruz, cuando numerosos curiosos se han sumado a la turba provocando algunos momentos de agobio en la estrechez de las calles Fabiola y San José. Desde su salida de Santa Cruz, comenzaban los actos de hermanamiento: las cofradías del Martes Santo han ido dándose el relevo para portar las andas, y han visitado a la Hermandad de la Candelaria en la iglesia de San Nicolás. Desde allí han seguido, recibiendo una ofrenda en la puerta de la Iglesia de Santa María La Blanca por parte de la Hermandad de Nuestra Señora de las Nieves.
Y vuelta a Nervión, pero con un objetivo muy especial, ya que la virgen se ha adentrado en las naves de la parroquia de San Bernardo, poniéndose frente a la Virgen del Refugio de la corporación del barrio de los toreros. Allí un sonoro aplauso ha recibido a la dolorosa del Cerro antes de dejarla marchar de nuevo hacia Viapol. El calor apretaba ya y el sol de septiembre quería ser el de agosto, provocando un mar de botellitas de agua entre los que acompañaban a la virgen.
Tras abandonar San Bernardo, el cortejo ha vuelto por donde vino, surcando Camilo José Cela para llegar a Fernández de Ribera. Allí han tomado las andas los miembros de la Banda del Sol, que la han llevado hasta el Matadero, despidiéndose así de Nervión la Hermandad del Cerro, esperando que llegue ya el Martes Santo para volver a cruzarlo de punta a punta con el gentío que nunca la abandona por Ramón y Cajal y Enramadilla.
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Miguel Pérez Martín
