El juzgado abre la liquidación de Novaindes tras el concurso de acreedores. El patrimonio de la inmobiliaria saldrá a la venta o directamente a subasta. Entre las joyas: el solar de La Florida y en el que se iba a construir un centro de negocios, en los terrenos del colegio Portaceli.
Tras la suspensión del concurso de acreedores, el juzgado mercantil ha pasado a la siguiente fase: la liquidación de la inmobiliaria. En Nervión deja dos proyectos que han formado parte de las memorias del vacío, como son el proyectado centro de negocios en los terrenos adquiridos al colegio Portaceli, en Camilo José Cela; y la codiciada manzana de viviendas que iban a ser inmuebles de lujo en La Florida.
El centro de negocios de Portaceli fue proyectado hace más de cinco años y se esperaba que empezara a construir en esta calle límite de Viapol en 2008, pero nunca llegó a ponerse un cimiento. La inversión para el edificio iba a ser de 70 millones de euros y en la superficie edificable de 23.240 metros cuadrados se iban a ubicar 12.590 metros cuadrados destinados a oficinas y 1.428,40 metros cuadrados de espacios comerciales. El diseño era moderno y vanguardista, a la altura de un Nervión que es el corazón comercial de la ciudad, con juegos de luces en la fachada y toques parecidos al de los nuevos juzgados de la Buhaira o el edificio pensado por Moneo para el Prado.
En cuanto a la promoción de viviendas de lujo en un lugar privilegiado como es la manzana de La Florida, a las puertas del centro y en lugar inmejorable, la historia es larga. Novaindes era la promotora de aquellos nuevos pisos que iban a levantarse en La Florida, un solar valorado en 45 millones de euros en el que se levantarían 84 viviendas de lujo, un gran local comercial y tres plantas subterráneas de aparcamientos.
Todo comenzó ya entre acusaciones. Los 33 vecinos que vivían en el antiguo edificio, 15 de ellos comerciantes, denunciaban presiones por parte de la propietaria del edificio en 2004, la Sociedad Edificio La Florida S.A. Desde la empresa lo negaban, aunque el portavoz de los vecinos decía que estaban sufriendo coacciones para abandonar sus casas en vista a la construcción de viviendas de lujo. Finalmente, el último comerciante abandonó el inmueble y Novaindes, entonces dueña, se puso en marcha. Derribó todo el interior de la manzana y dejó solo la fachada apuntalada, por estar en el catálogo de edificios históricos.
Entonces se empezó a cavar y se encontraron un barrio almohade y, tras las catas arqueológicas, se prosiguió con las obras para los cimientos y los aparcamientos subterráneos. Su situación privilegiada junto al centro y las promesas de primeras calidades en la construcción hicieron que los pisos y garajes se vendieran enseguida.Pero llegó abril del 2011 y la situación financiera de Novaindes saltó a los periódicos: la promotora andaluza debía a sus acreedores casi 240 millones de euros. La empresa había entrado en noviembre de 2010 en concurso de acreedores.
R.N.